Caos
Terrorismo
poético
Amour
Fou
Niños
Salvajes
Paganismo
Sabotaje
del arte
Los
Asesinos
Pirotecnia
Mitos
de Caos
Pornografía
Crimen
Brujería
Publicidad
Prefacio
paralelo
Di casualmente
con TAZ mientras rebuscaba en los contenidos de una caja que mi amiga
Victoria
me había pedido que le guardara cuando volvió a su casa
en
Sevilla. Buscando algo que leer lo escogí entre otras cosas
porque
lo había visto migrar por su estudio, junto al cenicero un
día,
junto a la ventana otro. El libro deambulaba por el apartamento casi
tanto
como la guía telefónica, así es que algo
debía
tener para mantener el interés.
Así llegó mi primera dosis de TAZ con una mezcla de
frases
impresas, las anotaciones en español de Victoria y mis propias
divagaciones
dando forma a un palimpsesto transgénico tan copioso que
disparó
los vectores de mis sinapsis para hacerlos saltar en todas direcciones
a la vez. Me tocó con una disrupción sintética,
provocando
una ensoñación momentánea que ya lleva durando
varios
años.
"Cómo caracterizar un texto que "no es enciclopédico sino
de tiro disperso" y que contiene un extenso registro de conocimiento
histórico
y esotérico que conduce al lector a través de una
"psicotopografía"
sin límites de utopías piratas, ciberespacio y olvidadas
repúblicas habitadas por una igualmente diversa población
de herejes y paganos tales como Ranters, Taoístas del Turbante
Amarillo,
"hackers de realidades" y futurlibertarios?
Aunque TAZ puede ser "mejor entendido en la acción", lanza
destellos
exploratorios que iluminan pasajes que nos recuperan del aburrimiento
al
abrir el mar de posibilidades contenidas en la vida cotidiana. Si uno
ha
de recoger algo del ensamblaje de "rompenubes estéticos" de Bey,
no es tanto una guía a seguir sino aquello que expone las
"grietas
en el monolito" de las que podemos beber una bocanada de aire fresco y
ganar un respiro de la garra con la que el "Estado terminal" nos
atenaza.
Y así, debo ya dejarlo aquí no sea que diluya los
alucinogemas
que siguen en parafraseo sinóptico. Mi otro recurso sólo
puede estar en continuar ensamblando la colección de pasajes que
caracterizan el texto de Bey en sus propias palabras. Estos, sin
embargo,
se han acumulado rápidamente en una colección tan vasta
que
el prefacio (ya borrado) ha llegado a ser tan grande como el libro
mismo.
Y por tanto, te dejo con el texto que sigue, un mapa sin
localizaciones,
del que tú, querido lector, eres el autor.
Kiki Braga,
1996
Prefacio
paralelo
En las
inmortales palabras del texto más ampliamente copiado del mundo:
"Besa a alguien que quieras cuando recibas esto y haz magia. Esto te ha
sido enviado para tu buena suerte. No mandes dinero. “;esto funciona de
verdad!"
Kirby Gookin,
1996.
CAOS
Los pasquines
del anarquismo ontológico
(Dedicados
a Ustad Mahmud Ali Abd al Khabir)
CAOS
NUNCA MURIO. Bloque primordial sin
esculpir,
único excelentísimo monstruo, inerte y
espontáneo, más ultravioleta que ninguna
ideología
(como las sombras antes de Babilonia), la homogénea unidad
original del ser todavía irradia serena como los negros
pendones
de los Asesinos, perpetua y azarosamente ebria.
Caos precede a todo principio de orden y entropía, no es ni Dios
ni gusano, sus deseos insensatos abarcan y definen toda
posible
coreografía, todo éter y flogisto
sin sentido: sus máscaras son cristalizaciones
de su propia falta de rostro, como
las
nubes.
Todo en la naturaleza es perfectamente real incluyendo la
conciencia,
no hay absolutamente nada de lo que preocuparse. No sólo
se
han roto las cadenas de la Ley, es que nunca
existieron;
los demonios nunca guardaron las estrellas, el Imperio jamás se
fundó, a Eros nunca le creció la barba.
No, escucha, lo que ocurrió fue esto: te
mintieron, te vendieron ideas sobre el bien y el
mal,
te hicieron desconfiar de tu cuerpo y te
avergonzaron
de tu profesión del caos, se
inventaron
palabras de asco por tu amor
molecular,
te mesmerizaron con su indiferencia, te aburrieron
con
la civilización y con todas sus roñosas emociones.
No hay devenir, ni revolución, ni lucha, ni sendero;
tú
ya eres el monarca de tu propia piel; tu inviolable
libertad
sólo espera completarse en el amor de
otros
monarcas: una política del sueño,
urgente
como el azul del cielo.
Despojarse de todos los derechos y dudas ilusorias de
la historia exige la economía de una legendaria edad de
piedra;
chamanes y no curas, bardos y no señores, cazadores
no policías, recolectores de pereza
paleolítica,
dulces como la sangre, van desnudos como un signo o
pintados
como pájaros, en equilibrio sobre la
ola
de la presencia explícita, sobre el ahora y siempre sin
relojes.
Los agentes del caos dirigen candentes miradas a cualquiera que
sea
capaz de atestiguar su condición,
su
fiebre de lux et voluptas. Sólo
estoy
despierto en lo que amo y deseo hasta el punto del
terror;
todo lo demás no es sino mobiliario amortajado,
anestesia
cotidiana, cagadas mentales, aburrimiento subreptil
de
los regímenes totalitarios, censura banal y dolor inútil.
Los Avatares del caos hacen de
espías,
saboteadores criminales del amour fou, ni altruistas ni
egoístas,
accesibles como niños, con los modales de los
bárbaros,
excoriados de obsesiones, en el paro, sensualmente
perturbados,
ángeles-lobo, espejos de contemplación, ojos
como
flores, piratas de todo signo y sentido.
Y aquí estamos arrastrándonos por las
grietas
entre las paredes de la iglesia estado escuela
y fábrica, todos los monolitos paranoicos.
Separados
de la tribu por una nostalgia feraz escarbamos
túneles
tras las palabras perdidas, las bombas imaginarias.
La última acción posible es la
que
define la propia percepción, un cordón de oro
invisible nos conecta: baile ilegal en los pasillos del
juzgado.
Si hubiera de besarte aquí lo llamarían un acto
de
terrorismo; así es que llevémonos
las pistolas a la cama y despertemos a la
ciudad a medianoche como bandidos borrachos celebrando con
andanadas,
el mensaje del sabor del caos.
Terrorismo
poético
BAILES
INVEROSIMILES EN CAJEROS automáticos
nocturnos.
Despliegues pirotécnicos ilegales. Land art,
obras
terrestres como extraños artefactos
alienígenas
desperdigados por los parques naturales. Allana
moradas
pero en vez de robar, deja objetos
poético-terroristas. Secuestra a alguien y hazlos felices.
Elige a alguien al azar y convéncele de ser el heredero de
una inmensa, inútil y asombrosa fortuna
-digamos 5000 hectáreas de Antártida, o un
viejo
elefante de circo, o un orfanato en Bombay, o una
colección
de manuscritos alquímicos-. Al
final
terminará por darse cuenta de que por unos momentos
ha creído en algo extraordinario, y se verá
quizás
conducido a buscar como resultado una forma más
intensa
de existencia. Instala placas conmemorativas de latón en
lugares
(públicos o privados) en los que has experimentado una
revelación
o has tenido una experiencia sexual particularmente gratificante, etc.
Ve desnudo como un signo.
Convoca una huelga en tu escuela o lugar de trabajo sobre
las
bases de que no satisfacen tus necesidades de indolencia y
belleza espiritual.
El arte del graffiti prestó cierta
gracia
a los laidos subterráneos del metro y
a
los rígidos monumentos públicos; el TP
también puede ser creado para lugares
públicos:
poemas garabateados en los lavabos del juzgado,
pequeños
fetiches abandonados en parques y restaurantes, arte en
fotocopias
bajo el limpiaparabrisas de los coches aparcados, Consignas
en Grandes Caracteres pegadas por las paredes de los patios
de recreo, cartas anónimas enviadas a destinatarios conocidos o
al azar (fraude postal), retransmisiones
piratas
de radio, cemento fresco...
La reacción o el choque estético provocados por el TP en
la audiencia han de ser al menos tan intensos como la
agitación
propia del terror -asco penetrante, excitación sexual,
asombro
supersticioso, angustia dadaesca, una ruptura intuitiva repentina- no
importa
si el TP va dirigido a una sola o a muchas personas, no importa
si
va "firmado" o es anónimo, si no transforma la vida de
alguien
(aparte de la del artista) es que no funciona.
El TP es un acto en un Teatro de la Crueldad que no tiene
ni
escenario, ni filas de asientos, ni localidades,
ni
paredes. Con objeto de que funcione
en absoluto, el TP debe
desvincularse
categóricamente de toda estructura
convencional
del consumo de arte (galerías, publicaciones,
media). Incluso las tácticas de
guerrilla
situacionistas de teatro callejero resultan ya
demasiado
conocidas y previsibles.
Una seducción exquisita -conducida no sólo por la
causa
de la mutua satisfacción sino también
como
acto consciente en una vida deliberadamente bella-
puede
ser el TP definitivo. El terrorista P se comporta
como
un estafador cuyo objetivo no es el
dinero sino el CAMBIO.
No hagas TP para otros artistas, hazlo para gente que no repare (al
menos
por un momento) en que lo que has hecho es
arte.
Evita las categorías artísticas reconocibles, evita
la política, no te quedes a discutir, no seas
sentimental; se implacable, arriésgate, practica el
vandalismo sólo en lo que ha de ser
desfigurado,
haz algo que los niños puedan recordar toda la vida
-pero no seas espontáneo a menos que la musa del TP te posea-.
Vístete. Deja un nombre falso. Se
legendario.
El mejor TP está contra la ley, pero que no te
pillen.
Arte como crimen; crimen como arte.
Amour
fou
EL AMOR
FOU no es democracia social, no es un
parlamento
de dos. Las actas de sus reuniones secretas tratan de
significados
demasiado enormes aunque demasiado precisos para la prosa. Ni esto, ni
aquello -su libro de emblemas tiembla en tus manos-.
Naturalmente se caga en los maestros de
escuela
y la policía, pero se burla de ideólogos y
liberacionistas
también -no es una habitación limpia y bien
iluminada-.
Un charlatán topológico proyectó sus
pasillos
y parques abandonados, su decoración emboscada
de negro luminoso y rojo maníaco membranoso.
Cada uno de nosotros es dueño de la mitad del
mapa; como dos potentados del renacimiento definimos una nueva
cultura
con nuestra mezcla anatema de cuerpos, con nuestra emulsión de
fluidos
-las junturas imaginarias de nuestra ciudad estado se desdibujan en
nuestro
sudor-.
El anarquismo ontológico nunca
volvió
de su última excursión de
pesca.
Mientras nadie se chive al FBI, a CAOS le importa poco el
futuro
de nuestra civilización. El amour fou sólo se
cría por accidente -su objetivo principal es la
ingestión
de la galaxia. Una conspiración para la
transmutación.
Su único interés por la Familia reside en la posibilidad
de incesto (";Críatelos tú!" "l;Cada
humano
un faraón!") -l;Oh mi más sincera lectora, mi
semejante, mi hermana!- y en la masturbación de un
niño
descubre oculta (como en la pelota de una flor de papel
japonesa)
la imagen del desmoronamiento del Estado.
Las palabras pertenecen al que las usa sólo hasta que otro
las vuelve a robar. Los surrealistas se desgraciaron al vender el
amour fou a la máquina
fantasma
de la abstracción; buscaron en la
inconsciencia, y en esto siguieron a de Sade (que sólo
quiso
"libertad" para que adultos blancos destriparan a mujeres y
niños).
El amour fou está saturado de su propia estética,
se
colma hasta los propios bordes con las trayectorias de sus
gestos,
marcha con relojes de ángeles, no
es
el destino oportuno para comisarios y
tenderos.
Su ego se evapora en la mutabilidad del deseo, su
espíritu
comunal se marchita en el egoísmo de la obsesión.
El amour fou implica una sexualidad no
ordinaria
en la medida en que la brujería exige una
conciencia
no ordinaria. El mundo anglosajón post-protestante
canaliza
toda su sensualidad reprimida hacia la publicidad y se escinde en
turbas enfrentadas: mojigatos histéricos contra clones
promiscuos
y antiguos ex-solteros. El AF no quiere unirse al ejército
de nadie, no toma parte en las guerras de género, se
aburre
con la igualdad de oportunidades en el empleo (de hecho rehusa
trabajar
para vivir), no se queja, no da explicaciones, nunca vota y
nunca paga impuestos.
Al AF le gustaría ver gestar y nacer a
cada
bastardo; el AF prospera con ardides antientrópicos; al AF
le encanta que lo acosen los niños; el AF es mejor que una
oración,
mejor que la sinsemilla; el AF lleva la luna y las palmeras
allá
por donde va. El AF admira el tropicalismo, el
sabotaje,
el break dance, a Layla y Majnum, el olor de la pólvora y
del esperma.
El AF es siempre ilegal, ya vaya disfrazado de matrimonio o de
tropa
de boyscouts; siempre borracho, ya en el vino de
sus
propias secreciones o en el humo de sus propias virtudes
polimorfas.
No es el trastorno de los sentidos sino más bien su apoteosis
-no
el resultado de la libertad sino su
precondición-.
Lux et voluptas.
Niños
Salvajes
EL INSONDABLE
SENDERO LUMINOSO de la luna llena; medianoche a mediados de mayo
en un estado que empieza por "I", tan bidimensional que
apenas
puede decirse que posea geografía en absoluto -los rayos
tan
urgentes y tangibles que tienes que echar las persianas
para
pensar en palabras-.
Sin duda escribir a los Niños
Salvajes.
Piensan en imágenes; la prosa es para ellos un
código
aún no enteramente digerido y osificado, tal como
para
nosotros nunca ha sido enteramente de fiar.
Puedes escribir sobre ellos, para que otros que hayan
perdido la cadena de plata puedan reanudarse. O escribir
para
ellos, haciendo de HISTORIA y EMBLEMA un proceso de seducción
hasta
tus propios recuerdos paleolíticos, una tentación
barbárica
de libertad (el caos tal como CAOS lo entiende).
Para estas especies de otro mundo o "tercer
sexo",
les enfants sauvages, la fantasía
y la imaginación aún
no están diferenciadas. JUEGO desbocado:
a la una y misma vez la fuente de nuestro arte
y del eros más raro de la estirpe.
Abrazar el desorden tanto como trampolín de estilo y
como almacén voluptuoso, un fundamento
de
nuestra extraña civilización oculta, de
nuestra
estética conspiradora, de nuestro espionaje
lunático
-ésta es la acción (encarémoslo) ya de un
artista
de algún tipo, o de un niño de once o doce años-.
Esos niños traicionados por sus sentidos clarificados en un
hechizo
brillante de hermoso placer reflejan algo tiznado y feraz en la
naturaleza
de la propia realidad: anarquistas ontológicos natos,
ángeles
del caos; sus gestos y olores corporales retransmiten a su alrededor
una
jungla de presencia, un bosque
de
presciencia al completo con serpientes,
armamento
ninja, tortugas, chamanismo futurista, revoltijo
increíble,
meadas, fantasmas, sol, corridas, nidos y
huevos
de pájaro; agresión jubilosa contra los
mayores de esos Planos Inferiores tan impotentes para
englobar ni epifanías destructivas ni
creación
en la forma de travesuras tan frágiles pero tan afiladas
como
para rebanar un rayo de luna.
Y aún así los habitantes de estas dimensiones inferiores
de poca monta creen sinceramente que controlan los destinos
de los Niños Salvajes; y aquí abajo,
tan
crueles creencias de hecho esculpen la mayor parte de la
substancia
de los acontecimientos.
Los únicos que efectivamente desean compartir
más
que dictar el travieso destino de esos
fugitivos
salvajes o guerrillas menores, los únicos que pueden
entender que amarse y desatarse son un mismo acto;
ésos
son sobre todo artistas, anarquistas, pervertidos, herejes, una
banda
aparte (tanto entre sí como del mundo) o sólo capaces
de
encontrarse como podrían hacerlo
Niños
Salvajes, intercambiando miradas a lo largo de la mesa en
la
cena mientras los adultos farfullan detrás de sus caretas.
Demasiado jóvenes para
choppers
Harley; cateadores, break dancers, poetas apenas adolescentes de
llanos pueblos de tranvía perdido; un millón
de chispas cayendo de los cohetes de
Rimbaud
y Mowgli; esbeltos terroristas cuyas estentóreas
bombas
se compactan con amor polimorfo y preciosos restos de la cultura
popular;
pistoleros punk soñando con ponerse pendiente,
ciclistas animistas planeando en el anochecer
de
peltre a través de las calles de
protección
oficial de flores accidentales; bañistas gitanos
fuera
de temporada, sonrientes ladrones de tótems de
poder, de monedas sueltas y cuchillos de hoja de
pantera
que miran de reojo -los intuimos por todas partes-
publicamos
esta oferta para cambiar la
corrupción
de nuestra propia lux et gaudium por su dulce y
perfecta
porquería.
Así que atiende: nuestra realización, nuestra
liberación
depende de la de ellos; no porque remedemos a la Familia, esa "usurera
del amor" que nos tiene rehenes de un futuro banal, ni
al
Estado que nos escolariza para hundirnos bajo
el
horizonte de eventos de una plúmbea
"utilidad"
-no- sino porque nosotros y ellos, los salvajes, somos unos
imágenes
de los otros, estamos atados y delimitados por esa cadena
de
plata que define el margen de
la
sensualidad, de la transgresión y la visión.
Compartimos los mismos enemigos y nuestros medios de escape
triunfal
son también los mismos: un juego delirante
y
obsesivo, impulsado por la brillantez espectral de los lobos y los
niños.
Paganismo
CONSTELACIONES
BAJO LAS QUE VIRAR EL rumbo de la nave del alma.
"Si el musulmán entendiera
el
Islam se volvería un idólatra".
Mahmud
Shabestari.
Eleggua, el abrepuertas malcarado del garfio en la cabeza y caracolas
en
los ojos, santería negra habano y vaso de ron; el mismo
que
Ganesh, muchacho gordo de los Comienzos con cabeza de elefante que
viaja
montado en un ratón.
El órgano que siente las atrofias numinosas a través de
los
sentidos. Aquellos que no saben sentir una baraka no
han de conocer la caricia del mundo.
El Poimandres de Hermes enseñó la animación
de los eidolones, la mágica habitación de
espíritus
en los iconos; pero aquellos que no puedan
celebrar
este rito en sí mismos y en la totalidad de la
fibra palpable del ser material sólo heredarán
melancolía,
basura, ruina.
El cuerpo pagano se vuelve una corte de ángeles que entera
percibe este lugar -esta misma arboleda- como el
paraíso
("¡si hay un paraíso, sin duda está
aquí!"
inscripción en las puertas de un jardín de Mughal).
Pero el anarquismo ontológico resulta demasiado
paleolítico
para la escatología -las cosas son reales, la
brujería funciona, nos hechiza con la
imaginación,
la muerte y la desagradable vaguedad -el argumento de Las
metamorfosis
de Ovidio- una épica de la mutabilidad. El paisaje
mítico
personal.
El paganismo aún no ha inventado leyes -sólo
virtudes-.
Ni sacerdocio, ni teología, ni metafísica, ni moralidad;
sino un chamanismo universal en el que nadie obtiene verdadera
humanidad
sin una visión.
Dinero comida sexo sueño sol arena
y sinsemilla; amor verdad paz libertad y justicia. Belleza.
Dionisos el muchacho ebrio en una pantera -exuberante
sudor
adolescente- Pan el cabrero avanza a través de
sólida tierra por la cintura como si fuera el mar, su piel
encostrada
de musgo y liquen; Eros se multiplica en una pastoral docena de
jóvenes
granjeros desnudos de Iowa con los pies embarrados y zupia de charca
por
los muslos.
Cuervo, el estafador del potlach, a veces
muchacho, o vieja, o pájaro que
robó
la luna, agujas de pino flotando en un
estanque,
cabeza de tótem Heckle y Jeckle, coro de grajos
de
ojos de plata bailando sobre la pila de madera; el
mismo
que Semar el albino jorobado hermafrodita patrón
marioneta
en la sombra de la revolución javanesa.
Yemaya, diosa estrella azul del mar y
patrona
de los maricones; la misma que Tara,
faceta
azulgrís de Kali, collar de calaveras,
bailando
en el tenso lingam de Shiva,
lamiendo
nubes monzónicas con su lengua de un metro; la misma que Loro
Kidul,
la diosa verde jade del mar Javanesa que otorga a los sultanes el poder
de la invulnerabilidad por trato carnal tántrico en torres
mágicas
y cuevas.
Desde cierto punto de vista el anarquismo ontológico se ve
tremendamente desnudo, despojado de todas las cualidades y
posesiones, pobre como CAOS mismo; pero desde otro
punto
de vista pulula barroco como los templos de la
jodienda
de Katmandú o un libro de emblemas alquímico;
se tumba tan largo es en su diván
comiendo loukoum y entreteniendo nociones
heréticas,
una mano dentro de los pantalones bombachos.
Los cascos de sus naves piratas están lacados de negro, las
velas
latinas son rojas, banderas negras con la divisa de
un
reloj de arena alado.
Un Mar de la China del Sur mental, frente a una costa
de jungla llana de palmeras, templos de oro
podrido
a dioses bestiales desconocidos, isla tras isla, la brisa
como
húmeda seda amarilla en la piel desnuda,
navegando
bajo estrellas panteístas, hierofanía
sobre
hierofanía, luz sobre luz contra la luminosa y
caótica oscuridad.
Sabotaje
del arte
EL SABOTAJE
DEL ARTE BUSCA ser perfectamente ejemplar y a
un
tiempo retener cierto elemento de opacidad -no propaganda sino choque
estético-
terriblemente directo pero sutilmente angulado
también -acción como metáfora-.
El sabotaje del arte es la cara oculta del terrorismo
poético -creación por la destrucción-
pero no ha de servir a partido alguno, ni al
nihilismo,
ni siquiera al arte mismo. Tal como
al desterrar las ilusiones se intensifican los sentidos,
así
la demolición de la plaga estética dulcifica el aire del
mundo del discurso, del otro. El sabotaje del arte sólo
sirve
a la conciencia, a la atención, a la vigilia.
El SA va más allá de
la paranoia, más allá de la
desconstrucción -la crítica definitiva-
ataque
físico al arte ofensivo -jihad estética-. La
mínima mancha de mezquino egoísmo o incluso de
gusto
personal contamina su pureza y menoscaba su
fuerza.
El SA no puede nunca buscar el poder -sólo puede
liberarlo-.
Las obras de arte individuales (incluso las peores) son en gran
medida
irrelevantes -el SA busca dañar aquellas instituciones que
se sirven del arte para limitar la
conciencia y enriquecerse con castillos en el
aire.
Este o aquél poeta o pintor no ha
de ser condenado por una falta de visión -pero las ideas
malignas
sí que pueden ser asaltadas a través de los
artefactos
que generan-. El muzak está diseñado
para
hipnotizar y controlar -su maquinaria bien puede ser
destrozada-.
Quemas públicas de libros ¿por qué han de ser
fachas y funcionarios de aduanas los que monopolicen este
arma?
Novelas sobre niños poseídos por el diablo; la
lista
de libros más vendidos del New York Times; panfletos
feministas
contra la pornografía; libros de texto
(especialmente
ciencias sociales, civismo, salud); pilas de El Tiempo, El
Mundo y otros periódicos de
supermercado;
recortes seleccionados de editoriales cristianas; unas
cuantas
novelas rosa -atmósfera festiva, botellas de vino y
canutos circulando en una clara tarde de otoño-.
Tirar el dinero en la bolsa fue una forma de
terrorismo
poético bastante oportuna -pero destruir el dinero hubiera
sido buen sabotaje del arte-. Ocupar
retransmisiones
de TV y difundir unos minutos pirateados
de incendiario arte caote constituiría una
hazaña
del TP; pero simplemente volar la torre de transmisiones
sería
un sabotaje del arte perfectamente adecuado.
Si ciertas galerías y museos
se
merecen un ocasional ladrillazo en los cristales
-no
destrucción, sino un pescozón a la
complacencia-
entonces qué pasa con los BANCOS? Las galerías
convierten
la belleza en mercancía pero los bancos
transmutan
la imaginación en heces y en deuda.
¿No
ganaría el mundo un grado de belleza con cada banco
que se pudiera hacer temblar... o caer? ¿pero de
qué
manera? El sabotaje del arte debería seguramente
mantenerse
alejado de la política (es tan indigesta...) -pero no de los
bancos-.
No hagas piquetes; practica el vandalismo. No
protestes;
desfigura. Cuando la fealdad, el pobre diseño y el
derroche
estúpido te son forzados, vuélvete ludita, mete el zapato
en la rueda, contraataca. Destroza los símbolos del
Imperio
en nombre de nada sino del anhelo de gracia del corazón.
Los
Asesinos
A TRAVES
DEL LUSTRE DEL desierto y hacia las polícromas colinas, violeta
ocre calvo pardo y sombra en la cima de
un
desecado valle azul los viajeros encuentran un
oasis
artificial, un castillo fortificado de estilo sarraceno que
guarda un jardín oculto.
Como huéspedes del Viejo de la
Montaña
Hassan i Sabbah suben los escalones cortados en la roca del
castillo.
Aquí el Día de la Resurrección ya ha llegado
y se ha ido; sus moradores viven fuera del tiempo profano, al que
mantienen a raya con dagas y venenos.
Tras el almenado y las troneras de las torres los eruditos y
fedayines
se despiertan en estrechas celdas
monolíticas.
Mapas estelares, astrolabios, alambiques y retortas, pilas de
libros
abiertos bajo un rayo de sol vespertino; una cimitarra desenvainada.
Cada uno de aquellos que entran en el reino del Imán
del propio ser se convierte en un sultán de la
revelación
invertida, un monarca de la abrogación
y
la apostasía. En una cámara
central festoneada de luz y adornada con tapices arabescos se
tumban
en cojines y fuman largos chibouks de haschish con esencias de opio y
ámbar.
Para ellos la jerarquía del ser se ha
compactado
en un punctum sin dimensiones de lo real -para ellos las cadenas
de la Ley se han roto- terminan su ayuno con
vino.
Para ellos todo exterior es interior, su verdadero rostro
brilla
directamente a través. Pero las puertas del
jardín
están camufladas con terrorismo, espejos, rumores de
asesinato,
trompe l'oeil, leyendas.
Granada, mora, caqui, la
melancolía
erótica de los cipreses, rosas color
membrana
de Shiraz, braseros de aloes de La Meca y benjuí,
firmes
tallos de tulipanes otomanos, alfombras extendidas como jardines
de mentira sobre un césped de verdad; un pabellón
levantado
con un mosaico de caligramas; un sauce, un regato con
berros; una fuente acristalada de geometría por
debajo;
el escándalo metafísico de las odaliscas
bañándose,
de los húmedos coperos morenos jugando al escondite entre el
follaje;
"agua, verdor, bellos rostros".
Por la noche Hassan-i Sabbah como un civilizado lobo
con turbante se despereza en un parapeto sobre el jardín y
tiende una aviesa mirada al cielo, gobernando las
constelaciones
de la herejía en el indolente aire fresco
del
desierto. Es cierto, en este mito algunos
discípulos
aspirantes pueden recibir órdenes de caminar por la
plancha hacia las tinieblas; pero
también
es cierto que algunos de ellos
aprenderán
a volar como brujos.
El emblema de Alamut permanece en la mente, un mandala o
círculo
mágico perdido para la historia pero embebido o
impreso
en la conciencia. El Viejo revolotea como un
fantasma
por las tiendas de reyes y las alcobas de teólogos,
traspasa
todas las cerraduras y guardas con olvidadas técnicas
musulmanas/ninja,
deja atrás los malos sueños, los estiletes en las
almohadas,
los poderosos sobornos.
La esencia de esta propaganda
rezuma
en los sueños criminales del anarquismo
ontológico,
el heraldo de nuestras obsesiones muestra los pendones
forajidos
de negro luminoso de los Asesinos... todos ellos
pretendientes
al trono de un Egipto Imaginario, un continuum oculto de espacio/luz
consumido
por libertades aún no imaginadas.
Pirotecnia
INVENTADA
POR LOS CHINOS pero nunca desarrollada para la
guerra -un ejemplo cabal de terrorismo poético- un arma
utilizada
para disparar el choque estético que no para matar
-los
chinos detestaban la guerra y solían hacer luto cuando
los
ejércitos se levantaban- pólvora sólo útil
para espantar maléficos demonios, para deleitar a los
niños,
para llenar el aire con una atrevida bruma de olor a riesgo.
Bombas relámpago clase C de Kwantung, cohetes de
botella,
mariposas, M-80s, girasoles, "un bosque en primavera"; hace buen
tiempo de revolución. Enciende el cigarro en
la
mecha silbante de una bomba negra de Haymarket;
imagina
el aire lleno de hidras y súcubos, de
espíritus
opresivos, de fantasmas policía.
Convoca a unos cuantos niños con
brasas
encendidas o fósforos de cocina -apóstoles chamanes
de complots de pólvora veraniega- rompe la noche
espesa
con estrellas de pinchos y estrellas infladas, con
arsénico
y antimonio, sodio y calomel, un
bombardeo
de magnesio y estridente clorato de potasa.
Fulminante (hollín y salitre) esquirlas y metralla; asalta
tu banco local o tu fea iglesia con
velas
romanas y cohetes oro púrpura, in promptu y
anónimo
(quizás abriendo fuego desde la trasera de una camioneta).
Construye unas lanzaderas con
armazón
de celosía e instálalas en
la
azotea del edificio de seguros o la
escuela;
una serpiente kundalini o un dragón de Caos verde bario
enroscado
contra un fondo amarillo sodio oxalato -no
pasarán-
o monstruos copulantes disparando descargas de
leche-fuego contra el hogar de los viejos
catequistas.
Esculturas de nubes, esculturas de humo y banderas = arte
del
aire. Piezas de tierra. Fuentes = aguas
artificiales.
Y fuegos artificiales. No actúes con
becas
del ministerio ni permisos de la policía para
un público amante de la cultura.
Evanescentes
bombas incendiarias mentales, terroríficos mandalas
inflamando
la presuntuosa noche suburbana, inverosímiles cabezas de
trueno
verde plaga emocional reventadas con rayos vajra de azul orgona de feux
d'artifice láser.
Cometas que explotan con el olor del haschisch y el carbón
radiactivo; fuegos de San Antón y fuegos fatuos
embrujando
los parques públicos; falsos fuegos de San Telmo danzando
sobre la arquitectura de la burguesía;
mascletás
sacudiendo los cimientos del parlamento, elementales
salamandra
atacan a reformistas morales bien conocidos.
Laca centelleante, azúcar de leche, estroncio, brea,
agua de goma, chispas de fuego chino -por un momento el aire
está
afilado de ozono- nube opalada de humo pungente dragón
fénix
a la deriva. Por un instante el Imperio cae,
sus
príncipes y gobernadores huyen al lodo estigio, los
penachos de azufre de los duendes lanzallamas les queman el culo
escocido
mientras se baten en retirada. El niño Asesino, psique de
fuego, reina por una breve noche de Sirio caliente.
Mitos
de Caos
Caos nunca
visto (po-te-kitea)
desposeído,
sedentario
Caos de
empedernida oscuridad
intocado
e intocable
Canto maorí
Caos se
encarama en una montaña del cielo: un inmenso
pájaro
como una bolsa amarilla o una bola de fuego roja, con seis pies y
cuatro
alas; no tiene cara pero baila y canta.
O Caos es un perro negro de largas greñas, ciego y
sordo,
al que le faltan las cinco vísceras.
Caos el Abismo viene el primero, luego vienen Tierra/Gaia, luego
Deseo/Eros. De estos tres descienden dos pares; Erebus y la vieja
Noche, Eter y la Luz del día.
Ni Ser ni
No Ser
ni aire
ni tierra ni espacio:
¿qué
es lo que estaba encerrado? ¿dónde?
¿bajo
la protección de quién?
¿qué
era agua, profundo, insondable?
Ni muerte
ni inmortalidad ni día ni noche;
sino UNO
respirado por sí mismo sin viento.
Nada
más.
Oscuridad envuelta en oscuridad,
agua
inmanifiesta.
UNO,
escondido
en el vacío,
sintió
la generación del calor, sobrevino
como Deseo,
primera semilla de la Mente...
¿Es
que había arriba o abajo?
Había
jarras de semillas, había poderes:
energía
por debajo, impulso por arriba.
¿Pero
quién lo sabe de seguro?
Rg Veda
Tiamat la
Mar-Caos derrama premiosa fango y limo de su
vientre,
los horizontes, el cielo y la sabiduría
acuática.
Estos retoños crecen díscolos y presuntuosos; ella
considera su destrucción.
Pero Marduk el dios de la guerra babilónico se
levanta
en rebelión contra el Viejo Hag y sus
monstruos-Caos,
tótems ctónicos; Gusano, Ogro Femenino, Gran
León,
Perro Loco, Hombre Escorpión, Tormenta Aullante -dragones
portando su gloria como dioses- y la propia Tiamat una gran
serpiente de mar.
Marduk la acusa de provocar la rebelión
de
hijos contra padres; ella ama a Bruma y a Nube, principios del
desorden.
Marduk será el primero en gobernar, en inventar el
gobierno.
En la batalla asesina a Tiamat y desde su cuerpo organiza el
universo
material. Inaugura el imperio babilónico;
después,
con las entrañas sangrantes del hijo
incestuoso
de Tiamat en la picota crea la raza para servir por siempre
al regalo de los dioses; y a sus
altos
sacerdotes y a sus reyes coronados.
El padre Zeus y los habitantes del Olimpo
libran
guerra contra la Madre Gaia y los Titanes, esos partisanos de
Caos,
contra las viejas formas de la caza y la recolección,
de
la errancia sin rumbo, de la androginia y la licencia de las bestias.
Amón Ra (Ser) se sienta solo en el
Océano Caos primordial de NUN creando a
todos
los demás dioses al correrse; pero Caos
también
se manifiesta como el dragón Apofis al que Ra
debe destruir (junto a su estado de gloria, su sombra y su
magia) con objeto de que Faraón pueda reinar en paz;
una victoria recreada diariamente en los ritos de los
templos imperiales para confundir a los enemigos del
Estado,
del Orden cósmico.
Caos es Hun Tun, Emperador del Centro. Un día
el Mar del Sur, el Emperador Shu, y el Mar del Norte,
el Emperador Hu (shu hu = relámpago) pagaron
visita
a Hun Tun, que siempre los
agasajaba.
Deseando devolver sus atenciones dijeron, "todos los seres tienen
siete orificios para ver, oír, comer, cagar,
etc.
¡pero el pobre viejo Hun Tun no tiene ninguno!
¡Abrámosle unos cuantos!" Y así lo hicieron
-un
orificio por día- hasta que el séptimo día, Caos
murió.
Pero... Caos es un enorme huevo de pollo
también.
Dentro de él P'an Ku nace y crece durante
18,000
años; por fin el huevo se abre, se divide
en
cielo y tierra, yang y yin. Ahora P'an Ku crece
hasta convertirse en una columna que sostiene el
universo;
o bien se convierte en el universo mismo
(respiración
-- viento, ojos -- sol y luna, sangre y humores --
ríos
y mares, pelo y pestañas -- estrellas y planetas, esperma --
perlas,
médula -- jade, sus pulgas -- los seres humanos, etc.)
O bien se
convierte
en el Emperador Amarillo
hombre/monstruo.
O bien se convierte en Lao Tse, profeta del tao. De
hecho,
el pobre viejo Hun Tun es el tao mismo.
"La música de la naturaleza no tiene
existencia
fuera de las cosas. Las diversas aberturas,
caños,
flautas, todos los seres vivos juntos conforman la
naturaleza.
El "Yo" no puede producir cosas y las cosas no pueden producir el
"Yo", que es autoexistente. Las cosas son lo que son
espontáneamente,
y no a causa de otras. Todo es natural sin saber
por
qué es así. Las 10,000
cosas
tienen 10,000 estados diferentes, todas se hallan
en
movimiento como si hubiera un Señor
Verdadero
para moverlas; pero si buscamos pruebas de este
Señor no encontraremos ninguna". (Kuo Hsiang)
Cada conciencia realizada es un "emperador" cuya sola forma de
gobierno
es no hacer nada que perturbe la
espontaneidad
de la naturaleza, del tao. El "sabio" no es Caos
mismo,
sino más bien un hijo fiel de Caos; una de las pulgas de
P'an
Ku, un trozo de carne del hijo monstruoso de Tiamat.
"Cielo y tierra" dice Chuang Tzu, "nacieron al mismo tiempo
que yo, y las 10,000 cosas son una conmigo".
El anarquismo ontológico tiende a disentir con el absoluto
quietismo taoísta. En nuestro mundo Caos ha
sido
derrocado por dioses más jóvenes, moralistas,
falócratas, sacerdotes-banqueros, señores a
propósito
para sus siervos. Si la rebelión se muestra como un
imposible
entonces quizá pueda al menos promoverse una forma
clandestina
de jihad espiritual. Déjala que siga las
enseñas
de guerra del negro dragón anarquista, Tiamat, Hun
Tun.
Caos nunca murió.
Pornografía
EN PERSIA
VI que la poesía está hecha para incorporarse
a la música y para entonarse o cantarse -por una sola
razón-
porque funciona.
Una combinación propicia de imagen y melodía
sumerge a la audiencia en un hal (algo entre un estado de ánimo
estético/emotivo y un trance de hiperconsciencia),
arrebatos
de llanto, posesiones de baile; una respuesta física
mensurable
al arte. Para nosotros el eslabón entre la
poesía
y el cuerpo se perdió con la era
bárdica;
leemos bajo la influencia de un anestésico gas cartesiano.
En el norte de la India hasta la
recitación
no musical provoca ruido y movimiento, cada buen pareado se
aplaude, ";Wa! ;Wa!" con gesticulación
elegante,
arrojando rupias; mientras nosotros escuchamos
poesía como si fuéramos una especie de
cerebro de ciencia ficción en un bote; todo lo más
una risita forzada o una mueca, vestigio de un rictus simiesco; el
resto
del cuerpo en algún otro planeta.
En el Este los poetas son a veces encarcelados -una especie de
cumplido,
ya que sugiere que el autor ha hecho algo al menos tan real como el
robo
o la violación o la revolución-. Aquí
a los poetas se les permite publicar absolutamente cualquier cosa; una
especie de castigo en efecto, prisión sin paredes, sin ecos, sin
existencia palpable; reino de las sombras de la publicación, o
del
pensamiento abstracto; un mundo sin riesgo ni eros.
Así es que la poesía está muerta una vez
más;
e incluso si la momia de su cadáver retiene alguna de
sus
propiedades curativas, la autoresurrección no es una de ellas.
Si los legisladores rehusan considerar los
poemas
como crímenes, entonces alguien tendrá que
cometer
crímenes que sirvan la función de la poesía,
o textos que posean la resonancia del terrorismo. Reconectar a
cualquier
precio la poesía al cuerpo. No crímenes
contra
los cuerpos, sino contra las ideas (y contra las ideas en las cosas)
que
son mortales y sofocantes. No
estúpido
libertinaje sino crímenes ejemplares,
crímenes
estéticos, crímenes pasionales.
En Inglaterra ciertos libros pornográficos
están
todavía prohibidos. La pornografía tiene un
efecto
físico mensurable sobre sus lectores. Al igual
que la propaganda es capaz de cambiar vidas al
descubrir verdaderos deseos.
Nuestra cultura saca la mayor parte de su porno del odio al cuerpo;
pero
el arte erótico constituye en sí mismo un
extraordinario
vehículo para el estímulo del
ser/la
conciencia/la felicidad -como ocurre con ciertas
obras
orientales-. Una especie de porno tántrico
occidental
puede ayudar a galvanizar el cadáver, a hacerlo
brillar
con algo del atractivo del crimen.
América tiene libertad de expresión
dado
que todas las palabras son consideradas
igualmente
triviales. Sólo las imágenes cuentan; a los
censores
les fascinan los retazos de muerte y mutilación pero
retroceden horrorizados a la vista de un
niño masturbándose; aparentemente
experimentan
esto como una invasión de
su
validez existencial, de su identificación con el
Imperio
y los más sutiles de sus gestos.
No hay duda que ni el porno más poético haría
jamás
revivir el cuerpo sin rostro para que cantara y
bailara
(como el pájaro-Caos chino) pero imagínate un
guión para una película de tres minutos que
transcurre
en una mítica isla de niños fugitivos que habitan
las
ruinas de viejos castillos o construyen cabañas
tótem
y nidos ensamblados con chatarra; una mezcla de
animación, efectos especiales, infografía y
vídeo
en color; editado con el dinamismo de
un
anuncio de comida rápida...
...pero misteriosos y desnudos, plumas y huesos,
tiendas
cosidas con cristal, perros negros,
sangre
de paloma; flashes de miembros ámbar enredados
en las sábanas; caras enmascaradas de estrellas besando
suaves
pliegues de piel; piratas andróginos, rostros
náufragos
de colombinas durmiendo sobre flores de muslo blanco; graciosos
chistes
guarros de meado, lagartos amaestrados bebiendo
a lengüetadas leche derramada; break dancing en
cueros;
bañera victoriana con patos de goma y meteduras de pata rosa;
Alicia
en ganja...
...punk reggae atonal adaptado a
gamelán,
sintetizador, saxofón y percusión; letras de boogie
eléctrico cantadas por un etéreo coro de
niños;
letras ontológico anarquistas, un cruce entre
Hafez y Pancho Villa, Li Po y Bakunin, Kabir y Tzara;
llámalo
";CAOS, el video musical!"
No... seguramente tan sólo es un sueño.
Demasiado
caro de producir, y además
¿quién
lo vería? Desde luego no los
niños
a los que pretendía seducir. La TV pirata es una
futil
fantasía, el rock sólo es otra mercancía;
olvida
pues la elegante gesamtkunstwerk. Siembra un parque
de
recreo con obscenos folletines incendiarios; pornopropaganda, un
chiflado samizdat para liberar el deseo de su yugo.
Crimen
LA JUSTICA
NO PUEDE OBTENERSE bajo ninguna Ley; la acción de
acuerdo
a la naturaleza espontánea, la
acción
que es justa, no puede ser definida por
el
dogma. Los crímenes por los que se
aboga
en estos pasquines no pueden ser cometidos contra uno mismo
o
contra otros sino sólo contra la mordaz
cristalización
de las ideas en la estructura de venenosos Tronos y
Dominaciones.
Es decir, no crímenes contra la naturaleza o la
humanidad
sino crímenes legalmente
acreditados.
Tarde o temprano el
descubrimiento
y la revelación del yo/naturaleza
transforman
a una persona en un malhechor -como salir a otro mundo y
después
volver a éste para descubrir que has
sido
declarado un traidor, un hereje, un proscrito-.
La Ley espera a que des un traspiés en algún modo
del
ser, que te conviertas en un alma diferente
a
la habitual carne muerta aprobada y sellada en
púrpura por las autoridades sanitarias; y tan
pronto como empiezas a actuar en armonía con la naturaleza
la Ley te da el garrote y estrangula; así que no jueges al
bendito mártir liberal de clase media; acepta el
hecho
de que eres un criminal y prepárate para
actuar
como tal.
Paradoja: abrazar a Caos no significa deslizarse hacia la
entropía
sino emerger hacia una energía como estrellas, hacia un
patrón
de gracia instantánea; hacia un orden orgánico
espontáneo
completamente diferente a las pirámides de
carroña
de sultanes, muftíes, cadíes y verdugos
sonrientes.
Después de Caos viene Eros -el principio de orden
implícito
en la nada del Uno incualificado-. El amor es
estructura,
sistema, es el único código no narcotizado ni
manchado
por la esclavitud. Hemos de convertirnos en ladrones y timadores
para proteger su belleza espiritual en una faceta de clandestinidad, en
un jardín oculto de espionaje.
No sobrevivas meramente a la espera de que la revolución de
otros
te decida a tomar partido, no te alistes a los
ejércitos
de la anorexia o la bulimia; actúa como
si ya fueras libre, calcula los riesgos, sal fuera,
recuerda
la Ley de Duelo -fuma grifa/come pollo/bebe té-. Cada
hombre
su propia viña e higuera (Circle Seven Koran, Noble Drew
Alí);
lleva tu pasaporte moro con orgullo, guarda tus espaldas, que no te
cojan
en el fuego cruzado; pero asume el riesgo, baila antes de
calcificarte.
El modelo social natural del anarquismo
ontológico
es la pandilla de niños o la banda de
atracadores.
El dinero es un camelo -esta aventura ha de ser posible
sin
él- el botín y el pillaje habría que
gastarlos
antes de que vuelvan al polvo. Hoy es
el
Día de la Resurrección -el
dinero
empleado en belleza
será
transmutado alquímicamente en elixir-. Como mi
tío
Melvin solía decir, el melón robado sabe más
dulce.
El mundo ya ha sido rehecho de acuerdo a los
deseos
del corazón; pero la civilización es la
dueña
de todos los contratos y de la mayoría
de
las pistolas. Nuestros
ángeles
feraces exigen la trasgresión, porque sólo
se
manifiestan en suelo prohibido. Bandolero. El yoga del sigilo, el
golpe relámpago, el disfrute del tesoro.
Brujería
EL UNIVERSO
QUIERE JUGAR. Aquellos que por reseca avaricia espiritual
lo
rehusan y eligen la pura contemplación
desperdician
su humanidad; aquellos que por tonta angustia lo rehusan,
aquellos
que dudan, pierden su oportunidad y su divinidad; aquellos que
se
moldean ciegas máscaras de Ideas y siembran
cizaña
buscando alguna prueba de su propia solidez acaban
viendo
a través de los ojos de un muerto.
Brujería: el cultivo sistemático de la conciencia
dilatada
o de la percepción no ordinaria y su despliegue en el mundo de
los
hechos y los objetos para convocar los resultados deseados.
El ensanchamiento de aperturas en la percepción
destierra
gradualmente los falsos yos, nuestros cacofónicos
fantasmas;
la "magia negra" de la envidia y la venganza se dispara por
la culata porque el deseo no sabe ser
forzado.
Allí donde nuestro conocimiento de la belleza
armoniza con el ludus naturae, empieza la magia.
No, ni doblar cucharas, ni horoscopia, ni Amanecer Dorado, ni
chamanismo
de pega, ni proyección astral, ni misa
satánica;
si se trata de chismografía hay que ir al meollo, a la banca, a
la política, a las ciencias sociales; y no a esa enclenque
basura
blavatskiana.
La brujería funciona creando a
su
alrededor espacios físico/psíquicos o
aperturas
a un espacio de expresión sin límites -la
metaformosis
del lugar cotidiano hacia una esfera
angélica-.
Esto implica la manipulación de los símbolos (que
también
son cosas) y de la gente (que también
es
simbólica); los arquetipos facilitan un
vocabulario en este proceso y por tanto se tratan como
si
fueran a un tiempo reales e irreales, como palabras. Yoga imaginario.
El brujo es un Simple Realista: el mundo es real
-así
la conciencia tiene que ser pues real dados sus
tan
tangibles efectos-. Para el zoquete hasta el
vino
resulta insípido pero el mago puede
intoxicarse
con sólo mirar el agua. La calidad de la
percepción
define el mundo de la intoxicación; pero sostenerla y expandirla
para incluir a otros exige una actividad de un cierto tipo
-brujería-.
La brujería no rompe ley de la naturaleza alguna porque no
hay tal Ley Natural, sólo la espontaneidad de
la natura naturans, el tao. La
brujería
viola leyes que buscan encadenar
este
flujo; sacerdotes, reyes, jerofantes, místicos,
científicos
y tenderos todos califican al brujo de enemigo por amenazar
el poder de su charada, la fuerza tensora de su trama ilusoria.
Un poema puede actuar como un conjuro y viceversa; pero la
brujería
rehusa ser metáfora de la mera literatura; insiste
en
que los símbolos deben provocar tanto sucesos como
epifanías
privadas. No es una crítica sino una
reconstrucción.
Rechaza toda escatología y toda metafísica de
la mudanza, toda nebulosa nostalgia y
todo
futurismo estridente, en favor de un paroxismo o posesión de la
presencia.
Incienso y cristal, daga y espada, varita,
túnica,
ron, habanos, velas, hierbas como
sueños
secos -el muchacho virgen contemplando la
vasija de tinta- vino y ganja, carne, yantras y pases
-rituales
de placer, el jardín de houris y sakis- el
brujo
trepa por estas serpientes y escaleras a un momento que
está
enteramente saturado de su propio color, donde las
montañas
son montañas y los árboles son árboles,
donde
el cuerpo se convierte todo en tiempo, el amado todo en
espacio.
Las tácticas del anarquismo ontológico están
enrraizadas
en este arte secreto; los objetivos del anarquismo
ontológico
aparecen en su floración. Caos conjura a sus enemigos y
recompensa
a sus devotos... este extraño panfleto
amarilleante,
este seudónimo polvoriento lo revela todo...
escribe
pidiendo un microsegundo de eternidad.
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LO QUE ESTO
TE CUENTA no es prosa. Puedes clavarlo en el
tablón
pero sigue aún vivo y coleando. No
pretende
seducirte a menos que seas extremadamente joven y guapo
(incluye
foto reciente).
Hakim Bey vive en un destartalado hotel chino
donde
el propietario saluda con la cabeza sobre el
periódico
y las cascadas retransmisiones de la ópera de
Pekín.
El ventilador gira en el techo como un derviche
perezoso
-el sudor cae en la página- el caftán
del
poeta está mohoso, sus óvalos
reparten
ceniza por la alfombra; sus monólogos parecen
deslavazados
y ligeramente siniestros; Más allá de las ventanas
cerradas
el barrio funde a palmeras, al ingenuo mar azul, a la
filosofía
del tropicalismo.
A lo largo de cierta autopista al este de Baltimore pasas
un
trailer aerodinámico con un gran rótulo
en el porche SE LEE EL ORACULO y la imagen de
una
tosca mano negra sobre fondo rojo. Dentro atisbas un
despliegue
de libros de sueños, libros de números, panfletos
de
vudú y santería, viejas revistas polvorientas de nudismo,
una pila de Boy's Life, tratados sobre gallos de pelea... y este
libro, Caos. Como palabras proferidas
en
un sueño, portentosas,
evanescentes,
transformándose en perfumes, pájaros, colores,
música
olvidada.
Este libro se distancia
de
todo con una cierta impasibilidad de
superficie,
casi una cristalización. No mueve la cola ni
gruñe
sino que muerde y arremete contra los muebles.
No
tiene número de ISBN y no te quiere como discípulo pero
puede
que te rapte a los niños.
Este libro está nervioso como
el
café o la malaria -construye una red de
cortes y guaridas entre sí mismo y sus lectores- pero es
tan
palmario y literal que prácticamente se codifica a sí
mismo;
se fuma a sí mismo al estupor.
Una máscara, una automitología, un mapa sin
localizaciones
-envarado como un mural egipcio alcanza sin embargo a acariciar
la
cara a alguien- y de repente se encuentra a
sí
mismo en la calle, en un cuerpo, encarnado en luz,
caminando,
despierto, casi satisfecho.
NYC, 1 de
mayo-4 de julio, 1984.