al
hábito de Fray Pedro de Padilla
Hoy el famoso
Padilla
con las
muestras de su celo
causa
contento
en el cielo
y en la
tierra maravilla,
porque,
llevado del cebo
de amor,
temor y consejo,
se despoja
el hombre viejo
para vestirse
de nuevo.
Cual prudente
sierpe ha sido,
pues, con
nuevo corazón,
en la piedra
de Simón
se deja
el viejo vestido,
y esta
mudanza que hace
lleva tan
cierto compás
que en
ella asiste lo más
de cuanto
a Dios satisface.
Con las
obras y la fe
hoy para
el cielo se embarca
en mejor
jarciada barca
que la
que libró a Noé;
y, para
hacer tal pasaje,
ha muchos
años que ha hecho,
con sano
y cristiano pecho,
cristiano
matalotaje,
y no teme
el mal tempero
ni anegarse
en el profundo
porque
en el mar d'este mundo
es
plático
marinero,
y
ansí,
mirando el aguja
divina,
cual se requiere,
si el demonio
a orza diere,
él
dará al instante a puja.
Y llevando
este concierto
con las
ondas d'este mar,
a la fin
vendrá a parar
a seguro
y dulce puerto,
donde,
sin áncoras ya,
estará
la nave en calma
con la
eternidad del alma,
que nunca
se acabará.
En una
verdad me fundo,
y mi ingenio
aquí no yerra,
qu'en siendo
sal de la tierra,
habéis
de ser luz del mundo:
luz de
gracia rodeada
que alumbre
nuestro horizonte,
y sobre
el Carmelo monte
fuerte
ciudad levantada.
Para alcanzar
el trofeo
d'estas
santas profecías,
tendréis
el carro de Elías
con el
manto de Eliseo,
y, ardiendo
en amor divino,
donde nuestro
bien se fragua,
apartando
el manto al agua,
por el
fuego haréis camino;
porqu'el
voto de humildad
promete
segura alteza
y castidad
y pobreza,
bienes
de divinidad,
y ansí
los cielos serenos
verán,
cuando acabarás,
un cortesano
allá más
y en la
tierra un sabio menos.