Veo una china de blanco
haciendo
raros ejercicios,
su piel
es marfil sumergido,
levanta
una pierna. Veo
la planta
de su pie
negra como
el carbón.
La camisa
se sube, arrugada,
su ombligo
es muy pequeño,
como una
perla en el marfil.
Baila sobre
la sal gruesa
y me trae
lágrimas a los ojos,
parece
el último árbol muerto,
blanco y
negro, húmedo.
Miro mejor.
No es sal,
es arroz,
duros granos de arroz.
Abre la
boca y es roja, roja,
(la conocida
visión, repetida),
insaciable.